EL CAMBIO CLIMÁTICO: ¿UNA AMENAZA PARA EL TURISMO?
Por:
RODRIGO INSUNZA GINART
Periodista de Investigación
El 04 de abril de 2022 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), finalizó la tercera parte del sexto informe de Evaluación, Cambio Climático 2022. En ella se proporciona una evaluación general actualizada del progreso y las promesas de mitigación del cambio climático, y examina las fuentes de las emisiones globales. También se explican los avances en la reducción de emisiones y los esfuerzos de mitigación.
La narrativa que por años se viene transmitiendo a la humanidad, es que los efectos anómalos para el clima se han intensificado y con precedentes que sólo ocurrieron hace cientos de miles de años.
Según el informe, las consecuencias de estas alteraciones ya se estarían percibiendo con el aumento continuo en el nivel del mar. También se prevé que la temperatura mundial promediada durante los próximos 20 años alcanzará o superará un calentamiento de 1,5° Celsius. Las olas de calor alargarían las estaciones cálidas, y las estaciones frías se acortarían.
Sin embargo, estos cambios no sólo afectan a la temperatura, sino también con mayor frecuencia a umbrales críticos para la agricultura y la salud humana. Los patrones de precipitaciones se alterarían con mayor intensidad en muchas regiones, y con sequías en otras.
Las zonas costeras experimentarían una erosión producto de la subida en los niveles oceánicos, especialmente en los sectores bajos.
“Desde hace décadas es evidente que el clima de la tierra está cambiando, y el papel de la influencia humana en el sistema climático es indiscutible” asegura Valérie Masson-Delmotte, Copresidenta de uno de los grupos de trabajo del IPCC.
El informe también pone de manifiesto que el dióxido de carbono (CO2) sería el principal causante del cambio climático, aunque otros gases de efecto invernadero también aportan con esta alteración.
“Si queremos estabilizar el clima será necesario reducir de forma sustancial, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero para, finalmente, lograr cero emisiones netas de CO2” afirmó Panmao Zhai, copresidente del grupo de trabajo I del IPCC.
El turismo: ¿De víctima a victimario?
¿Cómo es que el turismo se convierte en una víctima del Cambio Climático?
Según especifica el Plan de Adaptación al Cambio Climático del sector Turismo en Chile aprobado por el consejo de ministros para la sustentabilidad y el Comité de ministros del Turismo el 19 de diciembre de 2019; la demanda turística es afectada por el cambio climático porque “La Naturaleza” es el motivo de viaje del 49,1% de los turistas que ingresan al país, por lo que, el motivo de viaje de la mitad de los turistas dejaría de existir.
No obstante, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en marzo de 2020 la pandemia de Covid-19 en el mundo, las actividades productivas, económicas y sociales del ser humano se vieron fuertemente afectadas, y el turismo no estuvo exento de ello. Las cuarentenas y los confinamientos golpearon duramente a la industria que, según la Organización Mundial del Turismo (OMT) –organismo especializado de las Naciones Unidas-, también ha contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero.
¿Y por eso el turismo se convierte en un victimario del Cambio Climático?
Si bien la pandemia logró reducir en un 7% las emisiones de gases de efecto invernadero especialmente durante el 2020, donde los confinamientos fueron más duros; la OMT insiste en que se debe acelerar el progreso hacia el desarrollo de un turismo de bajas emisiones, y así conseguir que el sector contribuya a alcanzar los objetivos climáticos internacionales.
Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2019 (COP25) desarrollado en España, y bajo la presidencia de Chile; determinó que las emisiones de CO2 que aportó el turismo fueron importantes, y que corresponden mayoritariamente a los diversos medios de transportes usados en el ejercicio de la industria.
El informe de la COP25 estableció que para el año 2030, las emisiones de CO2 que generará el turismo relacionado con el transporte, aumentarían un 25% con respecto a los niveles de 2016 (de 1.597 Mt (millones de toneladas) de CO2 a 1.998 Mt de CO2). Los viajes interregionales (de una región del mundo a otra) representan el 20% de todos los traslados, y se realizan casi exclusivamente (95%) en avión.
El informe concluye que “el turismo debe determinar su propio escenario de alta ambición, más allá del transporte, buscando un escenario en el que el turismo se transforme para convertirse en una actividad de bajas emisiones y altamente eficiente.”
Una visión disidente
Al observar la entrega de información que hacen los distintos medios de comunicación, a nivel global, vemos que en los últimos meses, la narrativa de una crisis climática instaurada en el consciente colectivo se ha hecho una realidad indesmentible. ¡Todos los principales “mass medias” en el mundo se han unido en esta campaña para concientizar a la humanidad del peligro que estamos viviendo! … ¡Después de experimentar por meses con el miedo a un virus, ahora “juntamos temor” por el cambio climático!
Lo realmente llamativo es que muy pocas veces se logra ver por estos mismos “mass medias”, versiones contrapuestas al discurso oficial. No existen los debates científicos abiertos al público, ni al escrutinio de quienes desconocemos tecnicismos, herramientas y mediciones específicas. Lo cierto es que, si lo dice un “medio oficial” nadie lo cuestiona… ¡se asume como una verdad absoluta!
Navegando por la web y buscando información referida al “cambio climático”, no deja de sorprender la cantidad de referencias, notas y datos disponibles, donde uno puede encontrar y cotejar con distintas fuentes.
Robert Laughlin, premio nobel de Física en 1998, afirmaba que “por favor mantengan la calma, no tenemos poder para controlar el clima, cuya variación es cuestión de tiempo geológico, que la tierra hace de forma rutinaria sin pedir permiso a nadie ni dar explicaciones”.
¿A qué se refería este connotado y premiado científico?
Su colega y también Nobel de Física en 1973, Ivar Giaever, lo aclara al decir que “el clima ha cambiado en todas partes y todo el tiempo, antes que se hablara de “Calentamiento Global”. Esto ha pasado todo el tiempo, en todos lados, y no tiene nada que ver con un calentamiento global”.
Giaever asegura que el cambio climático es un ajuste natural, y que el clima también cambia para mejor, “no puede ser siempre para peor”, asegura.
Richard Lindzen, físico norteamericano y estudioso de la atmosfera, ha publicado más de 200 artículos científicos y libros. El 2017 le mandó una carta al presidente Donald Trump urgiéndole para que EE.UU se retirara de la Convención sobre el Clima de Naciones Unidas, argumentando que las acciones que se estaban adoptando con respecto al clima global, no estaban justificadas científicamente. Trump evaluó los argumentos y decidió retirarse del Acuerdo de París.
En Chile también tenemos exponentes que no profesan el “cambio climático” como se nos ha enseñado oficialmente. Douglas Pollock, es un ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile, que en los últimos años se ha dedicado al estudio y difusión de la ciencia y la economía sobre el cambio climático.
Pollock afirma que el dióxido de carbono (CO2) no es un gas contaminante ni perjudicial para el ser humano; por el contrario, afirma que “es vital para la vida humana, y de hecho entre los años 1982 y 2014, la tierra, producto de un pequeño aumento de 0,01% (de CO2) la tierra se enverdeció en un 15%. Áreas como el desierto del Sahara se redujo en 300 mil kilómetros cuadrados, 3 veces el tamaño de nuestro pequeño desierto de Atacama”.
Cuando se le consulta si el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero, Pollock afirma que sí, pero aclara que “es tremendamente débil (…) es una traza de gas infinitesimalmente chica en la atmósfera, el 0,04% o 400 ppm (partículas por millón). El aumento del CO2 en toda la era industrial, en los últimos 70 años ha sido de 0,03% a 0,04%, o sea ha crecido un 0,01%.”
Este experto iberoamericano en cambio climático, asegura que el CO2 existente en la atmósfera representa el 3,6% de todos los gases de efecto invernadero. Y todos los gases de efecto invernadero de la tierra son aproximadamente el 1% de la atmósfera. Entonces Pollock se pregunta: “¿Dónde está la influencia tanto humana como del CO2, como gas de efecto invernadero? Ninguna”, afirma … “y esto se demuestra en los últimos 8 periodos de glaciación terrestre”.
Entonces, si en teoría, ni el CO2 ni la acción directa del hombre estarían provocando las “alteraciones climáticas” que vemos a diario en los medios de comunicación, ¿por qué se producen las intensas precipitaciones, huracanes, sequías y otros fenómenos climatológicos en diversos puntos del planeta?
La destacada ingeniera y política española, María Teresa Estevan Bolea dice que el cambio climático se debe a la actividad solar. Sostiene un punto de vista crítico frente a quienes están a la cabeza de Naciones Unidas en el Panel de Cambio Climático, donde afirma que “todos los estudios que han hecho, han sido un fraude, una falsedad, no tienen una credibilidad”.
Hace un par de años, el Panel de Cambio Climático expresó su preocupación de que eventualmente la temperatura del planeta pudiera llegar a un alza promedio de 3 °C. Sin embargo, Estevan entrega como antecedente, que aún no hemos superado el 1,5 °C con toda la industrialización que actualmente tiene el mundo. “El cambio climático se debe sobre todo a la actividad solar”, dijo.
Los eventos climatológicos que se han estado apreciando en el último tiempo, serían un ajuste natural y espontáneo que realiza el planeta de manera cíclica.
Estevan indica que la vida en el mundo es gracias al agua, al CO2 y a los fotones que nos envía el Sol, porque con eso se realiza la fotosíntesis, que es lo que origina las biomasas del planeta, y que constituyen la alimentación primaria de todos los seres humanos. “Si llegasen a retirar todo el CO2 de la atmosfera para evitar llegar a los 3 °C, aunque después se repoblara forestalmente el planeta; sin CO2, ni una hoja les va a salir” (…) “a lo mejor en Marte hicieron eso”, concluye con ironía.
Si estas posturas contrarias al discurso oficial que dictan las autoridades, fueran correctas y comprobables científicamente, ¿Por qué insisten las organizaciones internacionales como la ONU, la OMT, el IPCC y tantos otros, junto a diversos gobiernos nacionales en difundir y propagar el “cambio climático”?
Richard Lindzen es categórico en sus afirmaciones: “El calentamiento global trata de política y de poder, más que de ciencia”. El periodista español y politólogo, José Luis Barceló, en su libro Cambio climático sin complejos afirma que “la verdadera amenaza no es ningún cataclismo futuro, sino una peligrosa ideología totalitaria que, embozada tras sus supersticiones pseudocientíficas, ya está adoctrinando a los niños con los libros escolares y a los adultos con el constante martilleo de la propaganda mediática que no cesa”.